Bueno, después de dos meses de intensa actividad, esta aventura, conocer e innovar en el diseño de la evaluación integrada en el aprendizaje, toca a su fin. Y coincide precisamente con las fechas en las que están a punto de celebrarse las sesiones de evaluación en el centro donde imparto clase de Secundaria.
Los profesores nos afanamos en convertir en reglamentarias calificaciones todas nuestras anotaciones "analógicas y digitales", con las que hemos ido evaluando el aprendizaje de nuestros estudiantes. Los tutores recopilamos datos y más datos para subirlos a la plataforma de gestión, para que estén disponibles antes de la fecha límite fijada. Y el alumnado y sus familias esperan -con diferentes expectativas y anhelos- esos resultados de la primera evaluación, que acompañarán y condicionarán las merecidas vacaciones de Navidad.
Como conclusión en este cierre de curso me quedo con la satisfacción de haber logrado con razonable éxito los objetivos iniciales, con un montón de instrumentos e ideas sugerentes para la planificación de las futuras actividades de enseñanza-aprendizaje, y con la confirmación de que la labor del educador exige del aprendizaje permanente a lo largo de toda su vida: el lifelong learning que hoy es ya paradigma incontestable. Agradezco la generosa colaboración y consejos de los profesores y compañeros del curso.
Confío en que alguna de las ideas y documentos que hemos ido compartiendo aquí os hayan sido útiles, al menos como activadores o catalizadores de vuestra propia reflexión sobre el complejo, controvertido y fascinante mundo de la evaluación educativa.
Para terminar, os dejo a continuación el documento final en el que hemos recopilado las tareas y productos finales del curso.
Santiago.
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